El odio y la razón

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Los atentados del fin de semana en El Paso, Texas, motiva a cuestionarnos sobre el racismo oculto en cada uno de nosotros pues por más acuerdos internacionales, convenios y convenciones que establezcan trato igualitario para todos, dejar de discriminar por color, origen étnico, descendencia, aspectos económico, social y cultural, está en cada uno. 

Esto implica por tanto, reflexionar o analizar nuestros pensamientos sobre los demás que de suyo se identifican con estereotipos o prejuicios añejos.

Así, podemos empezar por ajustar nuestra percepción de quienes nos rodean y ya no usar expresiones cotidianas que consciente o inconscientemente nos diferencian: morenos, prietos, indios, nacos y gatos, o  fifís y chairos. El racismo denigra y mata; lo acabamos de ver con nuestros connacionales asesinados. El racismo es “el máximo del odio por el mínimo de razón”, escribiría del teólogo Abraham Heschel.

Escucha aquí el comentario de Patricia Maldonado:

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