Uno de los logros que más presume Cuba como país, incluso en las calles de su capital, La Habana, es que, de la totalidad de los niños que trabajan en el mundo ninguno es cubano.
Efectivamente, las cifras confirman que los niños que trabajan se ubican particularmente en Asia, África y las naciones de mayor población de América Latina.
La Unicef considera trabajo infantil a las actividades laborales que superan una cantidad mínima de horas, dependiendo de la edad de los menores, y la naturaleza d trabajo.
La cifra estimada de niños que trabajan es de 250 millones y más de la mitad, unos 150 millones, lo hacen en condiciones peligrosas. A este dato se agrega que más de un millón de estos pequeños son víctimas de trata.
Tal vez de Cuba habría que aprender que no solo los niños no trabajan, sino que todos los niños van a la escuela y tienen acceso a servicios básicos de salud y agua potable, por mencionar algunos.
El trabajo infantil es tema de justicia social.