Los mexicanos en edad adulta sabemos que nuestro sistema de transporte es una porquería y que las razones tienen que ver con grupos de poder entre transportistas y autoridades.
Mientras tanto, los usuarios viven a diario la anarquía con que se operan las rutas al igual que las condiciones físicas de las unidades, la negligencia de los choferes, el costo del pasaje y los asaltos y demás delitos.
Acá en Estados Unidos, los camiones no son la panacea pero hay cosas rescatables: las paradas son fijas y a tiempo; los camiones tienen plataformas que se despliegan para que suban los discapacitados y una pantalla electrónica anuncia la siguiente parada conjuntamente con una grabación.
Así, puedes calcular tu tiempo para acudir a la parada y puedes saber a qué hora llegarás a tu destino.
Por otro lado, no hay necesidad de cargar dinero pues una máquina registra la tarjeta de prepago y el trabajo del chofer se limita a supervisar y operar la unidad.
De que hay otras formas de operar el transporte las hay. Lo que no hay son responsabilidad y autoridad.