Acabamos de conmemorar, el primero de diciembre, la fecha de la lucha contra el SIDA a nivel mundial y todo indica que esta enfermedad está desfasada de la mente de las personas y no solo porque ya existe tratamiento para controlarla sino porque el COVID-19 goza de toda nuestra atención.
Sin embargo, con base a las cifras más recientes en materia de SIDA, en el mundo hay 36 millones 700 mil personas infectadas por el VIH, según la Organización Mundial de la Salud.
A finales de los 80 y durante los 90 del siglo pasado hablar del SIDA era hacerlo con temor y hasta desdén pues quienes eran portadores de la enfermedad sufrían discriminación de parte de los demás, hasta por en el simple hecho de compartir el mismo plato, el espacio físico y no se diga del laboral donde constantemente se denunciaban casos de despido por ser portador de VIH.
Hoy estamos frente a una pandemia que no tiene que ver con la transmisión sexual, como era otra de las condicionantes del Sida que nos hacía repudiarla, pero que sigue siendo mortal y que cada vez más, se sabe, causa daños graves en el organismo humano.
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