Elección en la UAEM

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Esta semana inició la sucesión al interior de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Y entra en la recta final la administración encabezada por Alfredo Barrera Baca.

Su rectorado atravesó por grandes dificultades: problemas económicos y de credibilidad derivados de la tristemente célebre Estafa Maestra.

Conflictos internos azuzados por fuerzas políticas interesadas en controlar la Universidad. Obstáculos externos afincados por expresiones políticas que impidieron un proyecto para reformar a la UAEM desde su estructura y legislación, y que amagaron su autonomía.

Además, le tocó lidiar con la pandemia. Con un Poder Legislativo adverso. Seguro quedarán pendientes. Ojalá que estos no sean los objetivos y asuntos personales en la agenda de un rector afable y humano.

En orden de registro, los candidatos son Carlos Eduardo Barrera Díaz, quien fue secretario de Investigación y Estudios Avanzados en la administración del actual rector Alfredo Barrera; Luis Raul Ortiz Ramírez, que ocupó el cargo de abogado general y antes secretario de Rectoría; y Yolanda Eugenia Ballesteros Sentíes, exsecretaria de Cooperación Internacional en el periodo de la Rectoría de Jrge Olvera.

El más cercano al rector Barrera es sin duda Luis Raúl Ortiz. Lo acompañó de cerca desde la campaña de hace cuatro años y el actual rector le asignó responsabilidades sensibles, incluyendo la oficina del Abogado General enun momento de crisis en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Carlos Barrera es sin duda un investigador y técnico connotado. Más allá de su incorporación, por sus cualidades técnicas, al equipo del rector Barrera Baca, sus antecedentes políticos son escasos.

Yolanda Ballesteros es hija de la expresidenta municipal de Toluca, Yolanda Sentíes, y nieta del exregente Octavio Sentíes. La aspirante con mayor linaje político le pone el ingrediente femenino a la contienda por la Rectoría de la UAEM.

La UAEM entra en un proceso que debería ser sosegado, transparente y democrático. Aunque haya expresiones que quisieran un tránsito brusco e iracundo. La UAEM merece una elección de alturas. Bastante se ha enlodado ya como para apostar a salpicarla de infamia.

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