Durante el Quinto Congreso Internacional sobre Género y Espacio donde es sede la Universidad Autónoma del Estado de México, se discute y reflexiona sobre la relación que existe entre género y espacio, es decir, cómo se diseñan los espacios y la apropiación de los mismos, en los cuales, poco a poco las mujeres se han apropiado de espacio privado público, así como de los espacios públicos para definir como se diseñan las ciudades, las áreas verdes, o las viviendas.
De acuerdo con la investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Araceli Pérez, el Congreso aborda temas como los sistemas de cuidado, las geografías feministas, las masculinidades, la movilidad cotidiana, espacio seguros, el diseño del espacio urbano, arquitectónico, o bien el cuerpo como espacio tomando en cuenta también las sexualidades.
“Efectivamente, se ha avanzado, hemos visto un cambio tanto en el ámbito de la academia, las propuestas de mujeres de cómo han venido estudiando los espacios tanto en lo privado como en lo público, sin embargo, no todo depende de esta mirada desde la academia, sino también tiene que ver con el diseño de políticas públicas, también tiene que ver con la armonización de reglamentos, también tiene que ver con prestaciones por ejemplo, en el caso de la adquisición de vivienda, a veces resulta más sencillo que el hombre adquiera una vivienda que la mujer”.
Partes de estas visiones tienen que ver con la movilidad, pues tan solo como ejemplo, en el metro de la ciudad de México si bien, se han implementado vagones especiales para el sector femenino, son vagones que en origen se diseñaron para las dinámicas de los hombres y no para las mujeres.
“El espacio precisamente como se piensa del vagón, del transporte, de las vialidades, están construidos, están diseñados para las dinámicas de los hombres y entonces, poco se ha pensado en las necesidades, en las demandas de las mujeres, y entonces, por ejemplo no solamente tenemos esta situación con los vagones del metro; tenemos también por ejemplo cómo se diseñan las ciudades y entonces, por ejemplo, si ubicamos, hay paraderos que muchas veces estos paraderos están alejados de alumbrado público, no tienen vigilancia adecuada, y muchas veces el trayecto de las mujeres están alejados los mercados, centros comerciales, las guarderías”.
Lo anterior dijo, demanda más tiempo, gasto y mayores situaciones de riesgo en el transporte público para desplazarse a los espacios donde realizan sus rutinas cotidianas, situación que no sucede con el caso de los hombres.