En el caso de la detención del Mayo Zambada, el legendario narcotraficante, el gobierno mexicano sigue enredado en su propia madeja. A los altos funcionarios les preocupa hasta donde intervino el gobierno de Estados Unidos en la detención. Hasta dónde pudo haber sido vulnerada la soberanía mexicana.
Cuando lo que realmente importa es que fue detenido uno delos narcotraficantes con una mayor carrera delictiva. Las circunstancias son anecdóticas, aunque apunten a la falta de confianza del gobierno estadunidense y de los propios narcos que parecen haberlo entregado.
Lo que realmente importa es que se podría saber hasta donde llegan las complicidades que permitieron que haya estado fuera del alcance de la justicia durante medio siglo. También importa qué bienes le pertenecen y cuáles podrían ser requisados por el gobierno en favor del patrimonio público, al tratarse de recursos malhabidos. Lo que realmente importa es quiénes y cómo le dieron protección, con quién entabló tratos que condujeron a una prolongada impunidad. Y también es importante que se descabezó a un grupo criminal del que la leyenda señala que el cerebro fue el propio Zambada.
Si un gobernador está implicado, no habría que hacer una defensa a priori sino buscar la separación de su cargo, hacer una investigación que ponga en claro qué hizo y qué dejo de hacer. Y así, limpiar su nombre o señalarlo por la vía penal.
Nos perdemos en la madeja y dejamos de ver la bola de hilo.