Ya estamos en las vísperas del aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe en la Ciudad de México, que fue en 1531, es decir, han pasado 493 años y nos quedan siete para festejar los 500 años. Los críticos de este suceso insisten en la inexistencia de pruebas documentales y que el culto se usó para consolidar el poder y controlar a la población indígena tras la Conquista. Los creyentes por su parte, aluden a relatos y testimonios registrados y de manera particular a los numerosos milagros atribuidos a la Virgen, incluyendo curaciones y otros eventos sobrenaturales. La imagen en la tilma es considerada un milagro en sí misma, ya que se sostiene que no fue creada por manos humanas y ha perdurado a lo largo del tiempo a pesar de las condiciones adversas. En la actualidad, la Virgen de Guadalupe es mucho más que una figura religiosa; es un símbolo integral que abarca aspectos espirituales, culturales y sociales en México. Su legado perdura como un faro de identidad y unidad para millones de personas.
La Virgen de Guadalupe es vista como un símbolo de esperanza y protección, especialmente para los más vulnerables. Su imagen ha sido utilizada en movimientos sociales y políticos para abogar por la justicia social y los derechos humanos. Líderes revolucionarios han invocado su figura como un estandarte en sus luchas por la equidad y la reforma agraria, lo que subraya su papel como símbolo de resistencia y cambio.
Por su parte, la Basílica de Guadalupe es el segundo santuario católico más visitado del mundo, solo detrás de la Basílica de San Pedro en Roma, recibiendo anualmente millones de peregrinos, especialmente durante las festividades del 12 de diciembre. En 2023, se reportó que más de 11 millones de peregrinos visitaron la Basílica durante los días cercanos a esta fecha de celebración. Toca celebrar pues para los creyentes a la madre espiritual de los mexicanos.