En algunas de las rocas de la paradisiaca isla de Mauricio, hogar de la república del mismo nombre, pueden encontrarse unos pequeños fragmentos de mineral que tienen hasta unos 3 mil millones años de antigüedad. Esto no tendría por qué ser llamativo, si no fuera porque la joven isla, de origen volcánico, apenas tiene una edad de entre siete y diez millones de años. Entonces, ¿de dónde han venido esos pedazos de rocas tan extraordinariamente antiguos?
Su origen está en un “continente perdido” situado bajo la isla y llamado «Mauritia», tal como han explicado los investigadores, de la Universidad Witwatersrand (Sudáfrica), en un comunicado. Sus conclusiones han sido publicadas este martes en la revista Nature Communications, y según ellas estos fragmentos son la prueba de la presencia de una antigua placa continental bajo la isla.
“Estamos estudiando el proceso de separación de los continentes, para entender la historia geológica del planeta”, ha dicho en un comunicado Lewis Ashwal, el primer autor del estudio. Y una parte de esta historia pasa por comprender cómo evolucionaron en el pasado la corteza oceánica, formada más recientemente, y la continental, mucho más antigua. En especial en los puntos calientes, las zonas donde nacen las islas volcánicas.
“La Tierra está formada por dos partes: los continentes, que son antiguos, y los océanos, que son más jóvenes. Sobre los continentes encuentras rocas de 4 mil millones de años, pero no hay nada parecido a eso en los océanos, que son el lugar donde se forman las nuevas rocas”, ha explicado Ashwal.
Pero en Mauricio ocurre algo distinto: “Mauricio es una isla, y sobre ella no hay ninguna roca que tenga más de nueve millones de años. Sin embargo, al estudiar algunas de sus rocas, hemos encontrado zircones (minerales) de hasta 3 mil millones de años”, ha añadido el investigador. ¿Qué significa esto? “El hecho de que hayamos encontrado zircones con esa antigüedad prueba bajo la isla hay una corteza mucho más antigua que solo puso ser originada a partir de un continente”, ha propuesto Ashwal.
En 2013 ya comenzaron a sospechar que bajo Mauricio había un continente perdido. Por entonces descubrieron la presencia de pequeñas trazas de minerales antiquísimos en la arena de las playas. Pero en esta ocasión, lo han detectado dentro de las rocas, de modo que han podido descartar que esos minerales hubieran llegado hasta allí a través del viento. De esta forma, ahora han concluido que bajo Mauricio hay una corteza continental muy antigua que después quedó cubierta por la lava durante el proceso de formación del archipiélago de las islas Mascareñas, que incluyen a Mauricio.
Los científicos han sugerido que aquel pedazo de corteza terrestre formaba parte del súpercontinente de Gondwana. Al menos hasta que hace unos 200 millones de años esta colosal formación comenzó a separarse en porciones menores como consecuencia de las tensiones de las placas tectónicas.
Poco a poco nacieron el Océano Índico y los bloques que originaron India, África, Australia y la Antártida. Además de esto, hace unos 85 millones de años «Mauritia» era un pequeño continente, de un tamaño cuatro veces inferior al del actual Madagascar, que estaba encajado precisamente entre esta isla e India. Pero su destino no fue muy afortunado, porque a medida que ambas se separaron, «Mauritia» comenzó a estirarse y a romperse.
Este fue el motivo por el que los restos de «Mauritia» quedaron fragmentados y dispersos por el Océano Índico, mientras que sus vecinos, muchos mayores, sobrevivieron en la superficie.
“Según nuestros resultados, esta ruptura no consistió en una simple separación del antiguo súpercontinente de Gondwana, sino un complejo astillamiento que implicó que muchos fragmentos de corteza continental, de tamaños muy variables, quedaran a la deriva en la cuenca del Océano Índico”, ha explicado Ashwal.