Una frase que suele oírse los fines de semana es que “hoy es viernes y el cuerpo lo sabe” la cual alude a la necesidad de llevar a cabo ciertas actividades de relajamiento y descanso que que incluyen la ingesta de bebidas alcohólicas. Pero resulta que este viernes conmemoramos el Día Mundial sin Alcohol y aunque no lo van a prohibir se busca que sepamos de los riesgos asociados a enfermedades cardiovasculares y cáncer y que su incidencia en defunciones es de tres millones al año en el planeta, según la Organización Mundial de la Salud.
El consumo de alcohol es una práctica social en México desde edad temprana, e incluso indispensable en ciertos círculos, propiciando que cada persona beba en promedio 8.4 litros de alcohol puro al año, que resultan en 2.2 litros por encima del promedio mundial.
Para los chavos en particular, consumir alcohol es hacerlo por su sabor, diversión o placer, sentir emociones nuevas, olvidar los problemas y superar la timidez y relacionarse. En los adultos se mezclan razones de presiones de grupos; manejo de estrés y ansiedad; factores familiares y culturales.
Solo que no debemos olvidar que existe el alcoholismo, declarado a modo de enfermedad en el siglo XX, por ser progresivo y obviamente mortal. Esto se manifiesta con dependencia, pérdida de control y abstinencia. Se puede dejar de beber en exceso y aprender a hacerlo de forma moderada o sin riesgo; hay países que recomiendan dos veces por semana no tomar pero se envía el mensaje de que puedes hacerlo el resto de los días. Al final, depende de tu estado de salud, condición médica, educación y conciencia.