La cutícula es una delgada franja de piel que se encuentra a lo largo de la parte inferior de la uña, la cual es extremadamente delicada, por lo que no debe ser cortada.
Dermatólogos señalan que la cutícula es la protección natural de la uña porque evita que penetren en ella el agua, la humedad o los organismos, protegiendo de las infecciones.
El hábito de cortarse las cutículas aumenta el riesgo de contraer infecciones, también se encontrará con la desventaja de que se las tendrá que cortar continuamente porque crecen muy rápido.
Quitar la cutícula deja a la uña vulnerable, dado que la humedad penetra a través de una barrera dañada, haciendo que la piel que rodea a la cutícula se ponga roja y se hinche, dejándola susceptible de desarrollar una infección por hongos, conocida como paroniquia aguda.
De acuerdo con los dermatólogos, si quieres lucir un buen manicure, no debes quitar la cutícula, sólo debes empujarla hacia atrás con un palito de naranja, envolver su punta con algodón, y empujar la cutícula para que queden unas uñas perfectas.