El mayor desafío al que se enfrenta la especie humana en el siglo XXI es frenar el calentamiento global. Para ello, hace menos de un año entró en vigor el Acuerdo de París, un tratado de carácter mundial cuyo objetivo primordial es limitar el incremento de la temperatura de la Tierra en 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento en 1,5 °C. Ahora, nuevas investigaciones apuntan a que esta meta será difícil de alcanzar.
Un estudio estadístico realizado por científicos de diferentes universidades e instituciones estadounidenses revela que la posibilidad de que la temperatura de la Tierra solo aumente 2 °C o menos a finales de siglo es de un 5%, y de un 1% si la meta es que se mantenga por debajo de 1,5 °C.
Según los resultados del trabajo, publicado en la revista Nature Climate Change, lo más probable es que durante el próximo siglo la temperatura de la Tierra aumente entre 2 °C y 4,9 °C.
«Nuestro análisis es compatible con estimaciones anteriores, pero muestra que improbable que se cumplan las predicciones más optimistas», asegura Adrian Raftery, autor principal de la investigación y profesor de estadística y sociología en la Universidad de Washington.
«En general, los objetivos expresados en el Acuerdo de París son ambiciosos pero realistas», señala el experto, «pero las malas noticias son que es improbable que sean suficientes para lograr mantener el calentamiento en o por debajo de 1,5 ºC».
Los expertos han analizado cómo aumentarían las emisiones de cara a 2100 en función de tres variables: la población mundial total, el producto interior bruto per cápita y la cantidad de emisiones de carbono emitido por cada actividad económica.
Así, mediante estimaciones estadísticas de los últimos 50 años, los investigadores concluyen que la temperatura media del planeta a finales de siglo se habrá elevado 3,2 °C, y que el crecimiento demográfico no es el factor determinante que provoca esta situación. Además, advierten que la rapidez con la que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono en función de cada actividad económica será crucial para frenar el calor del futuro.
“Nuestros resultados muestran que para conseguir los objetivos del Acuerdo de París hacen falta cambios drásticos”, concluye el autor.
Fuente: SINC