La bulimia nerviosa es un trastorno mental caracterizado por una alternancia de episodios de ingesta compulsiva de alimentos y periodos de malestar y remordimiento en los que el afectado se provoca el vómito –las consabidas ‘purgas’– y adopta una dieta extrema. Un trastorno más común en la población femenina –el 1-2% de las mujeres padecerán bulimia en algún momento de su vida– que, más allá de las meras consecuencias gastrointestinales, puede conllevar complicaciones muy graves.
De hecho, se estima que más de un 4% de las personas con bulimia fallecerá de forma prematura a causa del trastorno. De ahí la importancia de un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del King’s College de Londres (Reino Unido) en el que se muestra que la estimulación eléctrica cerebral –o más concretamente, la estimulación transcraneal con corriente directa (tDCS)– se presenta como un método no invasivo ciertamente útil para tratar los principales síntomas asociados a la enfermedad –entre otros, la ingesta en ‘atracones’ y la restricción extrema de la alimentación.
Como explica Maria Kekic, directora de esta investigación publicada en la revista “PLOS ONE”, “nuestros hallazgos sugieren que esta técnica de estimulación cerebral no invasiva suprime la urgencia de comer compulsivamente y reduce la gravedad de otros síntomas comunes en las personas con bulimia nerviosa. Un beneficio que, cuando menos, se mantiene de forma temporal y que creemos que se produce por una mejora del control cognitivo sobre las características compulsivas del trastorno”.
No en vano, y cuando menos de un modo potencial, estas tecnologías permiten actuar directamente sobre las bases neuronales de los trastornos de la conducta alimentaria, caso de la bulimia nerviosa, lo que facilita la corrección de los problemas en el sistema de recompensa y de autocontrol.