Ayer salió a la luz que el billete que más se falsifica en México es el de 500 pesos y escucha esta: casi la mitad de los portadores de billetes, 48 por ciento, lo hemos recibido alguna vez. La forma de darnos cuenta si un billete es falso o verdadero es viendo que los dos folios que tienen, uno horizontal y otro vertical, coincidan; que traigan hilo microimpreso o hilo de seguridad y que contengan una marca de agua que pueda verse por el frente y el reverso.
La falsificación de billetes la promueven delincuentes que los fabrican en talleres clandestinos, sótanos, almacenes abandonados o incluso desde la web profunda, con la intención de pasarlos como auténticos en transacciones comerciales. Usualmente utilizan equipos especializados para imprimir con alta precisión y calidad, y luego los introducen al mercado o economía a través de diferentes métodos, como pequeñas tiendas, restaurantes, estaciones de servicios o casinos.
A nivel internacional las organizaciones los llegan a producir en masa, establecen redes de distribución, los usan para lavar dinero y sobornar.
Estas prácticas son obviamente criminales y resultan en nuevos delitos, la pérdida de confianza de la moneda nacional y el sistema financiero y en que las empresas deban invertir en medidas de seguridad adicionales para detectar billetes falsos.
Lo mejor que puedes hacer para no toparte con esta situación es recurrir a pagos electrónicos y acudir a lugares de confianza.