Una de las críticas más recurrentes al debate del martes es que los candidatos a la gubernatura no hicieron propuestas, aunque ellos alardean que sí.
Una propuesta es, para el caso que se trata, la presentación de programas y acciones a desarrollar si alguno de ellos llega a gobernar. Decir también cómo se piensa ejecutar cada programa y acción considerando los recursos económicos y legales disponibles.
Así pues, proponer no es sinónimo de prometer.
Los candidatos prometieron que bajarían la inseguridad en general, los feminicidios en particular; que crearían miles de empleos, mejorarían el transporte público; apoyarían a la comunidad lésbico-gay y bla, bla, bla.
Las promesas se las lleva el viento. En cambio, las propuestas son imprescindibles.
En el primer debate no hubo propuestas. Sin propuestas no hay futuro. Proponer nada es inaceptable.