Hace unos días una famosa ex conductora de televisión dijo que los mexicanos éramos flojos y corruptos. ¿Es cierto?
Lo de flojos puede atribuirse en algunas personas a la ausencia de dos genes y por otro lado, a rasgos de la personalidad.
Cuando es genético se estaría manifestando principalmente en la aversión al ejercicio. Y cuando es sobre la personalidad, además de disgusto por la actividad física, se muestra en la tendencia a no terminar lo que se comienza o a que nada produce apasionamiento.
Respecto a lo de corruptos, revisemos las estadísticas. Y ya no como mexicanos en conjunto sino en condición de habitantes del estado de México.
Según el INEGI, esta entidad federativa es la más corrupta, con una tasa superior a 62 mil actos corruptos por cada 100 mil habitantes.
Entonces qué, ¿somos flojos y corruptos?
Más vale darse cuenta y responder porque, como dijo el dramaturgo español Jacinto Benavente, «Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados».