La inconsciencia de nuestros servidores públicos, que raya en la subnormalidad profunda, parece no tener límites.
Un ejemplo: hace unos días Martín Vázquez Pérez, secretario ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública del gobierno del estado, fue puesto en evidencia por usar una mica en las placas de su camioneta, mica que servía para no ser detectado por las video cámaras de las fotomultas, ahora ya suspendidas.
Otro es David Castañeda, subsecretario de Gobierno de la región Toluca, a quien asaltaron y le robaron una camioneta Yukón —cuyo valor comercial roza el millón de pesos— con placas de Morelos. Llamo la atención sobre el valor del vehículo y el estado de las placas por una razón: en Morelos no se paga tenencia… En el estado de México, este servidor público de alto nivel tendría que haber pagado tenencia y derechos de control vehicular.
Ambos servidores públicos buscaron el resquicio legal para eludir o evitar el cumplimiento de la ley, la misma que protestaron cumplir y hacer cumplir. Uno para no pagar las multas o para no ser multado, el otro para no pagar sus impuestos al gobierno que le paga su salario.
Además de inconsciencia, desvergüenza.
El arriba firmante esperaría que un funcionario público del nivel de Vázquez o de Castañeda —además e las responsabilidades que tienen— actúen de tal manera que sean rectos, honrados, honestos, eficientes, inteligentes y hasta sensibles.
Pero no. Y luego se andan preguntando “¿por qué el mal humor social, por qué la gente está molesta?”. No le busquen mucho: una parte importante de la culpa la tienen la actuación de esos y otros funcionarios.
