En estos días han rendido protesta varios presidentes municipales cuyas funciones comenzarán formalmente el 1 de enero de 2016. Han sido actos más bien ceremoniales, sin mayor efecto legal que la tradicional protesta de guardar y hacer guardar la Constitución «y las leyes que de ella emanen». La fórmula ya sabida y muchas veces escuchada.
Los nuevos ayuntamientos se constituirán, como lo marca la Ley Orgánica Municipal, en sesión de cabildo el primer día de enero. La ley es muy clara para este acto.
Lo interesante han sido los discursos. Al menos los que he escuchado: el de David López Cárdenas en Metepec y el de Fernando Zamora en Toluca.
Cada uno en su forma peculiar de interpretar la política, han manifestado su interés e intención de hacer del gobierno un verdadero servicio a la sociedad.
He platicado con otros presidentes municipales electos, como Francisco Garduño Gómez, de Tenango del Valle, o Enrique Vargas, de Huixquilucan. También ellos tienen claro que hacer gobierno es ponerse al servicio de la gente.
Que es justo lo que demanda la sociedad mexiquense. Que ha cambiado. Que ya no le gustan las migajas ni las dádivas. Que ha comprendido que tiene derecho de exigir resultados, gobiernos honestos y eficientes, y servidores y funcionarios públicos que correspondan con trabajo a sus salarios.
No es cosa menor.
