Hígado graso, padecimiento que afecta a mexicanos cada vez más

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La ingesta desmedida de alcohol y padecer enfermedades metabólicas como la diabetes, hipertensión, obesidad y sobre peso, pueden derivar en hígado graso, que a su vez provoca cirrosis hepática que causa la muerte.

Su hallazgo ayuda a entender cómo las células hepáticas cambian su metabolismo durante la regeneración del órgano (Foto: Especial).

La gastroenteróloga, Sarahí González, explicó que la grasa puede alcanzar hasta un cinco por ciento del hígado, lo cual es normal, pero cuando se rebasa este límite, el órgano tiende a irritarse e inflamarse de forma crónica, sin que la persona tenga síntomas.

“Esta inflamación habitualmente es crónica, no da síntomas, puede durar muchos años y puede llevar a la cirrosis, pero si se tienen familiares con diabetes, obesidad, hipertensión y colesterol, pues es mucho más probable que la persona a lo largo de su vida tenga mayor predisposición de depositar grasa en el hígado, esto no se transmite como infección, sino que se transmite como herencia y se empeora si se tienen hábitos de vida no saludables como el sedentarismo o la dieta y esto con los años, unos 15 o 20, puede llevarnos a la cirrosis”, indicó.

El riesgo de contraer hígado graso se incrementa en México si se toma en cuenta que entre el 60 y 70 por ciento de la población adulta padece de obesidad o sobrepeso, mientras que en los niños, la tasa en estos dos padecimientos también es elevada.

“Desgraciadamente países como Estados Unidos y México van a la cabeza a nivel mundial en los problemas de obesidad y sobre peso, entonces comienzan a aparecer los depósitos de grasa, aunque hay que subrayar que no todos los depósitos de grasa llevan a la cirrosis, hay gente que tiene depósitos de grasa en el hígado y no les causa daño, pero una proporción aún desconocida de personas, sí les ocasiona inflamación crónica que puede durar algunas décadas para poder llevar a una fibrosis de cicatrización”, abundó la gastroenteróloga.

Con respecto a la inflamación crónica en el hígado, derivada de la acumulación de grasa, no hay síntomas en la persona, reiteró Sarahí González, por lo que se vuelve más peligrosa, es decir, que se puede tener exceso de grasa en el hígado, pero como no hay síntomas, el individuo no va al médico para identificar el problema, a menos que el diagnóstico resulte cuando se va a atenderse por otro padecimiento.

Si uno va a hacerse algún chequeo y de pronto el doctor encuentra que las encimas del hígado están elevadas, pero no se tienen molestias y a los seis meses la persona se vuelve a hacer otras pruebas del hígado y siguen elevadas y no hay molestias, ahí hay un proceso de inflamación crónica que puede estar llevando a la cirrosis, aún en ausencia de síntomas”.

Otro problema de salud que no está relacionado directamente con el hígado graso, pero sí se asocia, es el síndrome metabólico, que es un mal para manejar las energías de todo el organismo, como es la glucosa que se manifiesta con diabetes y las energías en grasa como el colesterol, los triglicéridos y el ácido úrico.

Finalizó Sarahí González, que para el hígado graso no hay cura, solo se controla con una buena dieta alimenticia y ejercicio, “el ejercicio debe ser aeróbico, debe ser de 15 a 20 minutos diarios y cuando menos cinco veces por semana, de moderado a intenso y de bajo impacto y la dieta debe adecuarse a las necesidades de cada individuo, si yo tengo hígado graso y diabetes, entonces necesitaré un tipo de dieta, pero si además tengo hígado graso y colesterol necesitaré otro tipo de dieta”.

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