Las enfermedades renales se encuentran entre las primeras 10 causas de muerte en la población adulta a nivel mundial. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el índice de mortalidad de este padecimiento ha incrementado significativamente.
Tan sólo por contextualizar, en el año 2000 se documentó un registro de 813 mil personas y en 2019 esta cifra aumentó a 1.3 millones, deterioro que incide mayoritariamente en las mujeres, por estar más expuestas a sufrir de enfermedades autoinmunes que afectan el funcionamiento renal.
Por este motivo, Marisol Rico Rojas, especialista en Medicina interna del ISSEMyM, señaló la importancia del cuidado y prevención renal a través de controles generales de presión arterial y glucosa.
Igualmente, estar alerta de síntomas como hinchazón de piernas, tobillos o párpados, regularmente por las mañanas, cansancio, debilidad, insomnio y calambres.
Por la anatomía de la mujer, frecuentemente se tiende a sufrir infecciones en vías urinarias, mejor conocidas como cistitis; esto puede ser un detonante para una inflamación de vejiga que conlleve a un problema de salud crónico, provocando alteración en vías urinarias altas a nivel renal y de uréter, además de la predisposición por antecedentes familiares de cálculos renales.
Es importante mencionar que, derivado de la pandemia, el alto consumo de medicamentos preventivos o de tratamientos sin una prescripción médica, provocó un incremento de enfermedades renales, además de que la infección por COVID-19 ocasionó algunas lesiones en los riñones, las cuales se siguen estudiando y se espera sean reversibles, informó la especialista.
Rico Rojas recomendó a las derechohabientes y población en general preferir la ingesta de agua natural, moderar el consumo de bebidas saborizadas y edulcoradas, estar alerta de los signos antes descritos, los cuales deberán ser atendidos por los profesionales de la salud en la unidad médico familiar que le corresponda y evitar la automedicación, ya que esta puede alterar o enmascarar los cuadros sintomáticos que provocan una detección tardía o incluso complicaciones severas.