#JusticiaIris

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Parece que el enemigo número uno de la policía es la prensa. Pareciera que no son los delincuentes ni los criminales.

Parece que son los periodistas a quienes los policías de la Comisión de Seguridad Ciudadana del estado de México les aplican “todo el peso de la ley”. Pareciera que no es así con los carteristas, asaltantes, farderas, rateros, ladrones, asesinos, narcotraficantes, secuestradores, extorsionadores, defraudadores, traficantes de personas, y un largo etcétera que se engloba en la designación de delincuentes.

Parece que son los periodistas quienes se merecen las injurias, los golpes, los jalones, los escupitajos y las vejaciones.

Así se desprende de la vil agresión sufrida por la periodista Iris Velázquez, del dirario Reforma, quien este miércoles fue golpeada, insultada, incomunicada, vejada y tratada como criminal. ¿Por qué? Porque cubría un desalojo en el municipio de Atizapán de Zaragoza… Hacer su trabajo fue la razón por la que los policías de la Comisión Estatal de Seguridad la atacaron y le robaron, los agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México omitieron cualquier auxilio y se convirtieron en cómplices de la agresión, al grado de tenerla incomunicada, retenida y, literalmente, encarcelada.

¿Son los periodistas enemigos de la policía? Parece que así lo entienden algunos elementos de la policía y hasta algunos de sus jefes.

No sé si es que quisieran hacer y deshacer sin testigos incómodos.

Sí sé que sabían que era periodista —le dijeron “reportera pendeja”— y así se ensañaron.

Sé que a algunos les gustaría tener un estado totalitario, donde no tendrían que rendir explicaciones, además de reprimir impunemente.

También sé que un principio elemental de la democracia es la libertad de prensa y de expresión, con las garantías que eso implica para los periodistas. El caso de Iris muestra que para algunos la democracia es sólo un concepto.

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