La burbuja de Facebook

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Facebook, la más famosa y poblada red social, está en el ojo del huracán por haber sufrido el robo de datos de 50 o 60 millones de sus usuarios.

A Facebook y otras redes sociales les hemos regalado nuestros datos, signos de nuestras inclinaciones políticas y económicas, de nuestros comportamientros de compra y de nuestras tendencias mercadológicas. Y lo hemos hecho sin ninguna precaución. Sin preocuparnos de la inmensa base de datos que hemos alimentado desde el mismo momento en que nos inscribimos y dijimos sí, de ojos cerrados, a sus términos y condiciones.

Pero además de haber puesto en bandeja de plata datos suficientes para que nos conozcan en lo más íntimo empresas como la misma Facebook, la cuestionada Cambridge Analytica y muchas más que están en el mismo negocio, hemos hecho de Facebook una burbuja, una especie de espejo en el que sólo resuenan opiniones como la nuestra.

Sí, porque Facebook te permite elegir qué te gusta leer, ver o escuchar. Y decidir también a quienes te interesa seguir, a quienes quieres como guías, a quién no quieres ver ni en pintura, de quien prefieres estar ajeno.

Se trata de la forma en la que construyes el flujo de noticias que recibes a través de esta red social, que se ha convertido en la principal fuente de información noticiosa, al menos en México. Ese flujo noticioso se crea a partir del algoritmo de Facebook, pero también de un comportamiento humano: tenemos la tendencia a hacer grupo con la gente que piensa como nosotros, pero además buscamos las fuentes de noticias que nos confirmen que nuestra forma de pensar es la correcta.

No se trata solamente de las llamadas noticias falsas, que nos aparecen constantemente y que muchos usuarios comparten simplemente con leer un encabezado. Se trata de a quién eliminas de las publicaciones que aparecen en tu pantalla, de a qué amigos o conocidos ya no sigues, de aquel cuya opinión te cayó en el hígado y decidiste dejar de leer.

Conozco a gente que es partidaria de un candidato de manera incondicional. Y que sin mediar argumentos descalifica a los contrarios. Ese es el tipo de fanatismo se perfecciona en Facebook.

A horas de que comiencen las campañas políticas, es un deber buscar noticias fuera de Facebook. Por el riesgo del uso de tus datos e inclinaciones personales, pero también porque sólo así podrás tener una posición informada y equilibrada, libre de prejuicios y tendencias. Es decir, una posición responsable, en la que puedas distinguir la realidad de las fake news repetidas miles de veces.

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