El pasado fin de semana comenzó la cuenta regresiva del último año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador luego de que entrara en vigor la reforma político-electoral de 2014 que hace que los mandatarios mexicanos dejen su cargo el primero de octubre y ya no el primero de diciembre.
Dicho lo anterior, el gobierno de López Obrador durará dos meses menos que el sexenio de los presidentes anteriores. En esta línea, la interrogante es qué puede hacer el jefe del Ejecutivo federal en el tiempo que le queda y, la respuesta es múltiple iniciando con el rol que desempeñe en las elecciones del próximo año para que Claudia Sheinbaum se convierta en presidenta, como él quiere.
Por otro lado, las obras que logre concluir y entre las que destacan el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el parque en el exLago de Texcoco, el Corredor Interoceánico del Itsmo de Tehuantepec y el Tren Interurbano México-Toluca. Por lo demás, la postura que mantenga en relación con lo que no cumplirá; la manera en que se siga refiriendo a temas graves y urgentes como el narcotráfico y la corrupción; el buen manejo de los recursos públicos y la prevalencia de liderazgo político.
López Obrador quiere ser recordado como buen presidente y su cierre de administración influirá sobremanera para lograrlo. Tiene que dar ejemplo de honestidad, justicia, liderazgo y determinación.