La diabetes

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La diabetes se nos está haciendo tan común como enfermedad entre los mexicanos que somos capaces de distinguir a quien “ya le dio”. Esto es: al que adelgazó súbitamente y que por lo mismo “le cuelga piel”; que trae la boca seca y presenta síntomas de rápido cansancio.

Con actitudes como ésta, tal parece que nos estuviéramos resignando a que algún día nos va a “dar” pero en tanto, estamos a salvo y seguimos con nuestra rutina de vida. Mal de muchos, consuelo de tontos, dice el dicho.

Los riesgos de contraer diabetes de forma espontánea se atribuyen por la comunidad médica a la forma de la alimentación y vida sedentaria. La Secretaría de Salud advierte que entre los propios diabéticos en el país, que son más de diez millones, solo uno de cada tres respeta su dieta y sigue un tratamiento a base de medicamentos.

Si esta advertencia no es suficiente para un cambio de hábitos tomemos en cuenta algo que sí nos “puede o duele” a muchos mexicanos, el dinero nuestro bolsillo: la insulina cuesta alrededor de mil pesos; el glucómetro sencillo 800 pesos; el paquete de lancetas, porta agujas y tiras, 400 pesos; los exámenes de laboratorio que dependen de cuáles, cuántos y la frecuencia.

Aparte están las consultas y tratamiento del oftalmólogo y el chequeo de pies y riñones. Todo esto sin contar el presupuesto público para atender esta enfermedad y que proviene de los impuestos que pagamos.

Todo esto viene a mención porque mañana martes 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes.

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