¿Has escuchado el término fotofobia? Se refiere a una condición visual que puede generarte intolerancia a la claridad, la luz solar o artificial; puede causar molestias o dolor en los ojos. Se presenta por tanto, frente a la recepción visual de los rayos ultravioletas o las luces incandescentes artificiales. Quienes suelen presentar fotofobia sienten la necesidad de cerrar los ojos y manifiestan lagrimeo y enrojecimiento; también otros síntomas como mareo, cefálea, problemas de visión, náuseas y vómito.
Lo que hay que saber es que la fotofobia revela la presencia de otra condición que es la miopía o alteraciones de la córnea. Asimismo, puede deberse a características propias de los ojos, algún traumatismo en la córnea, patologías oculares, cirugías, consumo de fármacos o drogas, migrañas o cefáleas. Otros son quemaduras en los ojos, úlcera corneal, cataratas, glaucoma y ojo seco.
Entre los tratamientos que más se utilizan, siempre y cuando no se detecte una enfermedad por el oftalmólogo, están el uso de gafas oscuras con protección lateral para evitar que la luz afecte a los ojos y bajar las persianas en el lugar en que se encuentre. También se pueden usar gafas fotocromáticas que se adaptan a la luz ambiental, oscureciéndose o aclarándose en función de la luz que halla en cada momento. Pero, como en estos y otros casos, hay que ir con el especialista.