Un día le duró el gusto a la presidencia de la república para que el jefe del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, llamara “a desterrar el irracional enojo social” pues el Proyecto de Justicia Mundial dio a conocer ayer México se halla al nivel de países africanos en Estado de Derecho.
Esto sería, desde el imaginario común sobre los países de África, que se sigue viviendo en México a modo de tribus salvajes, incluso caníbales.
El Estado de Derecho corresponde a la aplicación y cumplimiento de las normas y leyes que rigen a un país. Si las leyes no se ejecutan ocurre lo que vemos: corrupción e impunidad de Baja California a Quintana Roo, con delitos de robos a lavado de dinero.
Si el Estado de Derecho está vulnerado es por falta de autoridad, de autoridad competente, de aplicación parcial de la ley.
Si en la presidencia se percibe enfado o rabia de la sociedad es la respuesta natural a una gobernanza sin la más mínima muestra de civilización y globalización sino de saqueo y arbitrariedad.
