Por lo que sé, la próxima semana se pondrá en operación la autopista de cuota Lerma-La Marquesa. Es decir, el segundo tramo de cuota de la carretera México-Toluca.
Es la hora en la que maquinaria y trabajadores laboran al máximo para cumplir con lo previsto por los concesionarios de esa vía de comunicación, que esperan que miles y miles de autos usen su nueva carretera y les engorden el bolsillo. Cosa que, por cierto, hemos hecho durante los últimos 25 años en los que la carretera Constituyentes-La Marquesa ha sido una de las más caras del país y del mundo.
Pero lo que realmente me preocupa es cómo van a dejar la carretera libre.
Hay tramos en los que el trazo antiguo de esta carretera se perdió ya, en beneficio de la autopista de cuota. Hay tramos en los que la amplia calzada se hace tan angosta que por pura seguridad los automovilistas prefieren rodar a velocidades mínimas. Hay zonas en donde no se sabe cuál es el carril correcto y otras en donde el terreno parece una especie de pista de cross, por las abruptas subidas y bajadas.
No se ve que las cosas vayan a cambiar pronto. Es decir, no parece que vayan a corregir el trazo, el ancho o la condición llana de la zona de rodaje. Y si fueran a realizar alguna corrección, eso será en detrimento temporal de los usuarios, que segurmamente tendrán que aguantar esas obras.
Pero el arriba firmante no espera demasiado de los concesionarios…