Ya estamos a 10 de agosto y por lo tanto pasó un mes de la fecha que propuso el gobierno de la Ciudad de México para celebrar el Día de la Madre dadas las circunstancias de confinamiento que trajo la pandemia del COVID-19. Lo curioso es que no solo no se cumplió la fecha reprogramada para un festejo sino que tampoco se acertó en los pronósticos de desarrollo de contagios del coronavirus; recordemos que primero se habló de junio, luego julio, posteriormente agosto; y ahora septiembre.
Desde luego, en el comportamiento de la pandemia ha influido la actividad humana pero entre tanto este año todo indica que nos quedamos sin los festejos habituales a los niños, las mamás, los maestros, los estudiantes, los papás, la Independencia -en las calles- y quien sabe si más adelante decidan prohibir la ida a los panteones el Día de Muertos y hasta las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe.
La pandemia nos quitó lo fiestero este año a los mexicanos; ya solo falta que aprendamos de los beneficios de estar confinados y de aumentar las medidas de higiene y protección a nuestra salud.
Escucha aquí el comentario editorial de Patricia Maldonado. Dale play:
