La perspectiva de género es una cuestión de derechos humanos y un logro del feminismo

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La lucha feminista ha colocado al género como un tema de derechos humanos, lo ha puesto en el centro de los debates y ha logrado que influya en las instituciones y en las políticas públicas cuestionando a las sociedades jerarquizadas y verticales, el poder y la idea binaria hombre / mujer, pero hoy se enfrenta a las políticas conservadoras de mandatarios como Donald Trump, Nayib Bukele y Javier Milei, entre otros.

La historiadora Margarita Vasquez Montaño participó en el ciclo de conferencias «Dialogando conceptos clave de las Ciencias Sociales; cuestionó medidas de los presidentes Trump, Milei y Bukele (Foto; Especial).

La investigadora, historiadora y feminista Margarita Vasquez Montaño, coordinadora de Investigación de El Colegio Mexiquense, participó en la tercera sesión del ciclo «Dialogando conceptos clave de las Ciencias Sociales», con la conferencia «El género como categoría de análisis», que fue moderada por la también investigadora Arlette Covarrubias Feregrino.

La conferenciante analizó algunas de las contribuciones del feminismo y de las feministas, tanto en el mundo académico e intelectual, como en el de la vida social, y previno sobre las medidas conservadoras de Donald Trump con su combate a lo que este llama «la ideología de género», la decisión del presidente argentino Javier Milei de prohibir el lenguaje inclusivo y todo lo relacionado con la perspectiva de género, y las medidas similares del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Propuso una reflexión a partir del género como un elemento de la teoría feminista y se adhirió a la idea de que este es el elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen a los sexos, y es una construcción social a partir de la diferenciación sexual y biológica, pero que a final de cuentas deviene en una construcción sociocultural.

Agregó que es un campo primario donde se articula el ejercicio del poder y en el que se expresan la jerarquía y verticalidad de las relaciones sociales, tanto como las ideas, creencias y atribuciones, estereotipos y prejuicios, basados en la diferencia social.

Cuestionó asimismo la idea de binarismo de los sexos, pues no hay solo una masculinidad y una feminidad, y señaló que ha estado vinculada al ámbito de lo político y se ha institucionalizado a través de normas y leyes.

Vasquez Montaño citó como ejemplos de la situación histórica de las mujeres en los dos últimos siglos a Matilde Rodríguez Cabo, quien tuvo que recurrir a Porfirio Díaz para ingresar a la Escuela Nacional de Medicina, y en otros países, a la escritora Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer, la francesa Olympe de Gouges, quien propuso la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana, y Flora Tristan, quien abordó la situación de las mujeres obreras y las extranjeras.

Las intelectuales que participaron en lo que se señala como protofeminismo problematizaron el lugar de la mujer respecto a la falta de derechos y la cuestión laboral, la precariedad y la pobreza, las jerarquías que implican desigualdades y asimetrías.

Se refirió asimismo a los binomios hombre-mujer, público-privado, producción-reproducción como resultado de la estructura mental binaria anclada en la modernidad y que se constituye en relación con lo que no son las mujeres: no son ciudadanas o no tienen acceso a la educación, por ejemplo.

Propuso reflexionar las lógicas en que se han construido las familias, el cine de oro, la sociedad mexicana y la literatura, para asegurar que ponerse los lentes de género remite necesariamente a los derechos humanos.

La investigadora analizó también la trilogía Historia, feminismo y género, y dijo que la realidad sexual y el género están en el orden de lo sociocultural, analizó las contribuciones de quienes conformaron la llamada segunda ola del feminismo, se refirió a la pregunta relativa a por qué las mujeres no están presentes en los relatos fundacionales de las naciones y afirmó que el paradigma científico moderno establece un orden mental, en el que las mujeres están en el espacio de lo privado, no de lo racional, sino de lo emocional, y en el ámbito doméstico.

En el terreno histórico, Margarita Vásquez Montaño ponderó las contribuciones de quienes ofrecen una interpretación del pasado con los lentes de género, y abordó los casos de Leona Vicario y sor Juana Inés de la Cruz, se inclinó por desnaturalizar la idea de poder social como centralizado, unificado y coherente, ampliar los análisis y perspectivas, e incluir la idea de interseccionalidad para comprender las diferencias que hay entre mujeres de diversas condiciones.

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