Ya pasaron las fiesta de fin de año y ahora hay que hacer frente a la cuesta de enero. Es decir, estirar el dinero que quedó de los gastos decembrinos, realizar lo concerniente al Día de Reyes Magos, acudir al ayuntamiento al pago anual de agua y predial, rentas, y cumplir con la colegiatura en el caso de quienes tienen a sus hijos en escuelas privadas.
Como resultado, habrá que acudir a las casas de empeño a dejar electrodomésticos, joyas y facturas de vehículos y contactar al prestamista, incluidos los bancos, para renegociar plazos de pago; igualmente veremos a aquellos que buscan trabajos adicionales o vender artículos no deseados para tener ingresos -como ropa, muebles y dispositivos electrónicos-. Siete de cada diez mexicanos se ubica en esta condición en el mes de enero según las encuestadoras disponibles en línea.
Por cierto, la información al alcance señala que las casas de empeño comenzaron a ofrecer préstamos garantizados con objetos personales para ayudar en específico a los pobres sin acceso a crédito y México es pionero en América Latina con el Nacional Monte de Piedad fundado el 25 de febrero de 1775. Y algo que no hemos dicho es el incremento de productos y servicios que también tiene lugar en este mes y pues agrava las condiciones económicas.
No nos queda de otra más que encarar la presión financiera del Año Nuevo.