La puerta al inframundo maya que se esconde en una asombrosa cueva en Belice

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Bajo el inquietante resplandor rojo de las linternas, pudimos ver cerámicas agrietadas en el húmedo suelo de arcilla de la cueva. Nuestro guía alumbró con una luz blanca las estalactitas y estalagmitas, iluminando los metates de piedra rotos -herramientas utilizadas por los mayas para moler el maíz- y las grandes vasijas de barro.

(Foto: Especial).

Entonces el haz de luz captó el brillo de un cráneo humano semienterrado en la arcilla; sus dientes delanteros estaban rotos y el hueso se había cristalizado en calcita hacía tiempo.

Se trataba de la cámara principal de Actun Tunichil Muknal (conocida como la cueva ATM) en la selva del oeste de Belice, y para los mayas, esta espeluznante y fascinante caverna era una entrada sagrada a Xibalba, el inframundo maya.

Durante más de mil años, el sistema de cuevas subterráneas de 5 kilómetros de longitud permaneció sin explotar y sin perturbar. Los lugareños redescubrieron la entrada en 1986 y, poco después, el hidrólogo y espeleólogo Thomas Miller encontró esqueletos en su interior.

En las décadas siguientes, la cueva ATM, inusualmente prístina, se convirtió en objeto de muchos estudios, ofreciendo a los científicos y a los viajeros intrépidos una visión de la religión y la sociedad mayas de entre el 700 y el 900 a.C.

Teatro para los dioses

Gracias a las investigaciones realizadas en este y otros lugares de Belice, los arqueólogos sabían que los mayas se adentraban en las cuevas para conectar de alguna manera con sus deidades, pero los detalles de esas ceremonias y rituales -y sus motivos- seguían siendo un misterio.

Luego, en 2021, dos de los principales arqueólogos que habían participado en las excavaciones de la cueva ATM desde la década de 1990 presentaron una nueva metodología para desentrañar esos misterios.

En su artículo, el profesor Holley Moyes, de la Universidad de California, y el arqueólogo beliceño Jaime J Awe explicaron cómo habían podido construir una intrincada imagen de las ceremonias religiosas mediante el estudio de la disposición espacial de los esqueletos y artefactos dejados atrás.

Pudieron saber dónde se situaban los mayas mientras se desarrollaban las ceremonias, qué historias míticas representaban, qué dioses personificaban los mayas en los rituales y cómo se sacrificaba a los desafortunados.

No existen relatos de primera mano sobre lo que ocurría en las ceremonias mayas en las cuevas, pero la nueva teoría da vida a sus ceremonias religiosas a un nivel humano que, hasta ahora, no se comprendía.

Moyes y Awe afirman que los mayas escenificaban elaboradas representaciones teatralesy mortales del Popol Vuh, el mito de la creación maya, y que lo hacían como una forma de incitar a sus dioses a forzar un «renacimiento» del mundo en el periodo justo antes de que la sequía y la agitación política provocaran el fin de su civilización, conocido como el Colapso Maya, en el siglo X.

Acceso restringido

«Es probablemente una de las cuevas arqueológicas más importantes del mundo, por su nivel de conservación y valor arqueológico. Principalmente porque no fue saqueada», dijo Moyes.

«Y es una aventura llegar a ella: se cruza la selva, se atraviesa el agua y se experimenta el camino que los mayas tomaron para llegar allí», añadió.

La entrada a la cueva ATM, de 8 metros de altura, está oculta tras una enredadera y un espeso follaje en lo más profundo de la Reserva Natural de la Montaña del Tapir.

El inicio del sendero está a una hora en coche desde San Ignacio, una ciudad cercana a la frontera con Guatemala.

Desde allí hay una caminata de 45 minutos a través de la selva y una serie de cruces de ríos que te llegan a la altura de las rodillas e incluso hasta la cintura. Aquí se acaba el camino y la única forma de entrar en la cueva es nadando.

«Los mayas hacían este trayecto con antorchas encendidas», dice Héctor Bol, un guía de la comunidad maya local que lleva 18 años dirigiendo visitas a la cueva ATM.

Nuestro pequeño grupo de cinco turistas encendió las linternas y dejó atrás la luz del día mientras le seguíamos, vadeando el río que se abría paso entre la piedra caliza.

Las cuevas son un elemento clave de la cosmovisión maya. Moyes me explicó que las cuevas estaban en la parte inferior de un cosmos de tres niveles, con el mundo humano terrestre arriba y los dioses en el cielo.

«Los mayas empezaron a utilizar las cuevas en torno al año 1200 a.C., cuando empezaron a introducirse en Belice», añadió.

Cuando llegamos a la cámara principal, Bol nos indicó que nos quitáramos los zapatos. «En el inframundo maya siempre se pierde la suela», bromeó.

Utilizando su antorcha como puntero, resaltó las vasijas de arcilla equilibradas en los salientes y los pesados metates de piedra que yacían en charcos calcificados en el suelo.

Cuando su luz distinguió la inconfundible silueta de ese cráneo cristalizado, todos nos quedamos callados. Hasta ahora se han registrado casi 1.500 objetos y fragmentos, y 21 esqueletos humanos.

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