Desde la tarde de ayer se han hecho llamados a la población en general para que done medicamentos, agua, cobijas y toallas a la población afectada por el terremoto que afectó edificios y casas, principalmente en la capital del país.
Con toda seguridad, decenas de mexicanos harán un ajuste en sus gastos para colaborar con la gente afectada, como lo han hecho en otras ocasiones ante los desastres naturales.
Pero, ¿qué pasa con las farmacéuticas, las empresas purificadoras de agua y las fábricas de textiles?, ¿en qué momento piensan hacer anuncios de donativos de lo que producen y de requiere?, ¿o no están dispuestas a dejar pasar la oportunidad de obtener ganancias por las compras que les hagan los mexicanos?
¿En dónde están los productores de plantas de luz para prestar algunas de éstas y facilitar la búsqueda de gente atrapada?, ¿qué hay de las empresas generadoras de maquinaria que permite manipular escombros?
La solidaridad de los mexicanos comunes y corrientes de nuevo está manifiesta. La que no se ve es la generosidad de fabricantes y empresarios. Su correspondencia con la sociedad en emergencia.
