¡Que contradictorios resultan ser algunos mexicanos entre lo que dicen y hacen!
Formulan la necesidad de frenar la discriminación entre las personas en materia de sexualidad y cuando llegan estos temas a la mesa de discusión, simplemente, se quedan callados.
Hablar de sexualidad nos ha parecido históricamente los seres humanos algo prohibido o vetado públicamente y más si hablamos de orientación sexual.
Pero la realidad hoy supera a la querencia sobre el asunto. El último Censo del INEGI registró 230 mil hogares compuestos por parejas de mismo sexo. En nuestro entorno inmediato conocemos o se nos ha hablado de personas con diferentes preferencias sexuales más que antes.
La orientación sexual como fenómeno va en crecimiento, ya sea numérico o en presencia lograda. Deberíamos comenzar por entender esta realidad o de lo contrario nuestro pensamiento seguirá como el de muchos: que dicen o escriben mil palabras o más sobre la discriminación y sin embargo la practican y censuran como tema de discusión.