Las FARC revelaron en un comunicado conocido el martes que ejecutaron a ocho personas a las que señalaron de colaborar con el ejército, admitiendo así la autoría de la muerte de indígenas en una zona del suroeste colombiano.
El comandante de las fuerzas militares, general Freddy Padilla, negó que los militares hayan pagado »un solo peso» o utilizado a los indígenas por información sobre movimientos de los rebeldes.
Y en declaraciones telefónicas, confirmó que ya fue encontrado un primer cadáver, en elevado grado de descomposición.
El pronunciamiento de las FARC puso fin a más de una semana de versiones sobre la matanza, que incluso funcionarios regionales, grupos de derechos humanos y oficinas de Naciones Unidas como la encargada de los refugiados, citando a dirigentes indígenas, atribuían a los rebeldes, mientras la dirigencia de las etnias llegó a ubicar la cifra de muertos en 27 y en dos distintas masacres con apenas días de diferencia.