Varios miles de fulanos de tal, incluido el arriba firmante, podemos dar fe de la eficiencia del programa “Límite Seguro”, mejor conocido como fotomultas.
Y lo hemos experimentado en nuestros bolsillos, de modo que cada vez que nos acercamos a alguno de los arcos detectores, equipados con sus respectivas video cámaras, reducimos la velocidad para acatar la velocidad máxima permitida —aunque unos metros adelante aceleremos alegremente—.
Es que las fotomultas nos han costado una lana. Según la Secretaría de Finanzas, por medio de estas infracciones al Reglamento de Tránsito se han recaudado más de 10 millones de pesos en cosa de 75 días hábiles y 90 días calendario.
Cada una de las infracciones significa un monto de 352 pesos, pero como amablemente se aplica un descuento de 50 por ciento por pronto pago, cada multa del programa “Límite Seguro” representa una suma de 176 pesos. Multipliquen, mis estimados, la cifra por dos, cinco o 10 multas y obtendrán una suma redondita, pero dolorosa para el bolsillo de cualquiera.
El programa de fotomultas comenzó a operar en el estado de México el 28 de octubre de 2015 y desde esa fecha hasta el cierre del año 2015 se impusieron 211 mil 349 infracciones por rebasar los límites de velocidad establecidos en vialidades estatales.
De esa cifra, se ha pagado la cuarta parte: 58 mil 827. Eso representa una recaudación de los 10 millones 353 mil 552 pesos.
O 98 infracciones pagadas cada una de las horas hábiles que hubo entre entre el 1 de noviembre de 2015 y el 31 de enero de 2016.