Las gasolinas

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Las explicaciones y peticiones de Petróleos Mexicanos ante la escasez de gasolina en al menos siete entidades de la república mexicana resultan infantiles y hasta irresponsables.

La empresa productiva de Estado argumenta robos de combustible en sus ductos, así como problemas por el nuevo esquema de facturación puesto en marcha hace algunas semanas. Pero los robos de combustible en los ductos de Pemex son, desafortunadamente, algo casi cotidiano en algunos lugares de la república mexicana. Y un nuevo esquema de facturación no debería ser impedimento para abastecer a las estaciones de servicio.

Aún así, hay estados como San Luis Potosí, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Aguascalientes, Durango, Jalisco y Chihuahua, donde las filas para cargar gasolina son kilométricas. Y donde las gasolineras han tenido que cerrar ante la falta de combustible que vender.

Los funcionarios de Pemex también atribuyen la falta de combustible a las compras de pánico… que comenzaron cuando los automovilistas comenzaron a tener noticias de la falta de gasolina y cuando se incumplió la promesa de los funcionarios de Pemex de que el abasto se regularizaría en 24 horas… que pasaron hace mucho.

Por si eso fuera poco, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un aumento en los precios de las gasolinas a partir del 1 de enero, lo que suma el factor de la sospecha al desabasto. Quiero decir, la idea de que el desabasto tiene que ver con la especulación y, por lo tanto, la ganancia avariciosa.

Pero no sólo eso: las explicaciones del desabasto y el aumento del combustible muestra el divorcio entre la clase gobernante y la población, que no comprende explicaciones que suenan huecas e ilógicas, además de que generan mayores problemas para el mexicano de a pie.

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