De olor y sabor fuerte, el ajo ha sido usado durante mucho tiempo en la cocina como especie y sazonador de alimentos, pero también ha sido usado con fines medicinales ya que tiene propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas.
Esto es gracias a un compuesto llamado alicina, que actúa contra numerosos virus y bacterias, además de su poder antioxidante.
El ajo ayuda a combatir los parásitos intestinales (lombrices, amibas y solitarias), así lo afirma la Biblioteca Digital de Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM.
Además, es útil para activar la digestión y prevenir el estreñimiento, los gases intestinales y el dolor de estómago.
En 1858 Louis Pasteur mostró que el ajo era un antibiótico natural, ya que detenía el crecimiento de bacterias que eran preparadas en un cultivo de laboratorio.
Entre otros beneficios del ajo están:
Ayuda al control del colesterol
Mejora la circulación
Controla la hipertensión
Es anticancerígeno
Tiene efecto descongestionante
Favorece la digestión
Refuerza el sistema inmunológico