Para prevenir que una persona adulta padezca sobre peso y obesidad, desde que es feto, la mamá debe tener una buena alimentación, pues en esta etapa, ya existe lo que se llama “programación fetal”, por lo que si la madre de familia tiene hábitos alimenticios inadecuados, lo más probable es que el bebé se programe para que, cuando sea mayor de edad, tenga dichos padecimientos.
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La nutrióloga Yareni Yunuen Gutiérrez Gómez, explicó que el alimento más completo para un bebé es la leche materna, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda seis meses leche materna exclusiva y la lactancia se tiene que extender hasta que el niño tiene dos años de edad o poco más.
Lo preocupante es que en México, la lactancia materna exclusiva, como lo recomienda la OMS, solo es de 14.4 por ciento, por lo que el 85.6 por ciento de los niños, no están recibiendo lactancia materna exclusiva, “y se ha demostrado que los niños que no son amamantados tienen probabilidades de exceso de peso y enfermedades crónicas en etapas futuras”, indicó la experta.
Agregó que a partir del sexto mes, es cuando inicia la alimentación complementaria, pero esto no significa que el infante deje de tomar la leche de su mamá. Subrayó que en esta etapa de la vida, si se comienzan a ejercer sobre el pequeño prácticas inadecuadas de alimentación, será muy difícil quitarle ese hábito en edad más avanzada.
Como ejemplo del inicio de una mala alimentación, dijo Gutiérrez Gómez, es darle a beber al niño agua con azúcar, leche con azúcar o leche con chocolate, cuando a edad temprana, los bebés no perciben los sabores.
“El azúcar es adictiva, entonces, si comenzamos a darle al niño desde etapas tempranas, pues se comienza a generar esta adicción difícil de quitar después. También es importante que entre los tres y cinco años, cuando ya está establecido el patrón de alimentación, que el niño haya probado diferentes tipos de alimentos, texturas, olores y sabores y hay que dejar que los niños tomen los alimentos con la mano, porque forma parte de su desarrollo”, recomendó Yareni Yunuen Gutiérrez Gómez.
Sumó importancia de inculcarles a los niños el hábito de tomar agua simple y dejar a un lado las bebidas con azúcar, conjuntando el consumo de frutas y verduras y si las rechaza, la mamá tiene que buscar diferentes formas de preparar los alimentos hasta que el infante los acepte.
Advirtió que, los niños que tienen exceso de peso en la etapa escolar y cuando son adolescentes, tienen hasta 70 veces más probabilidades de padecer sobre peso en la vida adulta, por ello, la importancia de los hábitos alimenticios desde que son pequeños.
De no tener hábitos alimenticios sanos, cuando se es adolescente, hay muchas probabilidades de desarrollar resistencia a la insulina, que es un estado previo a la diabetes, o bien, de forma más frecuente, los niños padecen diabetes tipo II, cuando con anterioridad, esta enfermedad era exclusiva de los adultos.
“A partir de los siete u ocho años podemos encontrar niños con diabetes, también hay obesidad central, que es cuando la grasa se acumula en el abdomen, además se incrementan las probabilidades de enfermedades crónicas, como la diabetes e hipertensión y ya cuando los niños y adolescentes tienen exceso de peso, tienen 70 por ciento más probabilidades de tener obesidad en la vida adulta”, finalizó la nutrióloga Yareni Yunuen Gutiérrez Gómez.