Ya hasta las cosas menos importantes se volvieron parte de la política mexicana. Antier el presidente de la república publicó en su cuenta de Twitter que solo dejaba tomarse el pelo por su estilista de años y a su mensaje lo hizo acompañar de una foto en la que le cortan el cabello en su despacho presidencial.
Dale play y escucha la opinión de Patricia Maldonado.
Obviamente, cortarse el cabello y quién lo corta es irrelevante para el conjunto de la población pero no hacerlo en la oficina principal de Palacio Nacional y cuando tiene una connotación de hacer ver a los demás que nadie lo engaña y, al mismo tiempo, de obtener reacciones en contra de quienes no lo siguen en sus ideas y declaraciones.
El presidente mexicano se ha dedicado a hacer de actividades cotidianas un ejercicio de tratarse de ver como los demás o el común de la gente pero también de mandar señales que sabe pueden incomodar a sus opositores. Aquí es de cuestionarse si estas acciones seguirán porque, propiamente dicho, el presidente está para gobernar y no para andar enviando mensajitos para que una parte lo aplauda y la otra se indigne. Como dice el dicho “zapatero a tus zapatos”
