Al cumplirse tres años del gobierno federal, el funcionario con más menciones después del presidente de la república ha sido, sin lugar a dudas, el subsecretario Hugo López-Gatell, encargado de la estrategia de atención a la pandemia del COVID-19.
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Y si bien el doctor tuvo su periodo de gloria al principio del 2020, un año y medio después se ubica en el ocaso de su gestión e imagen ya sea por su alarde y arrogancia a la hora de enviar mensajes y dar respuestas, el uso de la pandemia para favorecer la imagen del presidente o por desdeñar la promoción del cubrebocas.
El momento más reciente ha sido aquello de que por cada vacuna que se pide vía amparo por menores de edad se quita la posibilidad de que un adulto de mayor riesgo la reciba. Esto evidencia su falta de sensibilidad como médico y padre de familia e incongruencia con el gobierno que regala vacunas a otros países.
El originario la capital del país está errado; perdió prestigio médico y credibilidad como funcionario. En otras palabras, liderazgo. Y este le hará falta si es que como se dice, piensa en gobernar la Ciudad de México.