Investigadores han revelado dos estudios que demuestran el efecto que hoy en día tiene el cambio climático. El primero es mucho más directo y sencillo de entender: debido al incremento de la temperatura de los océanos, hay enfermedades que se dan en lugares donde antes eran impensables. El segundo trata el efecto que tiene en nuestra vida diaria el hecho de que la primavera se esté adelantando.
Empecemos por el más sencillo. Los seres vivos tienen un rango de temperaturas en los que pueden vivir, algo que todos sabemos. Cuando estos organismos son patógenos, responsables de provocar enfermedades, el asunto cambia de enfoque. Y es lo que está pasando. En el estudio se dan dos ejemplos concretos. El primero es el de los blooms de algas rojas, los crecimientos desmedidos de estos organismos marinos que resultan tóxicos y “contaminan” la comida conocidos como “mareas rojas”.
El segundo ejemplo es aún más directo, ya que se trata de un patógeno, no de algo que puede serlo. Vibrio vulnifucus es una bacteria patógena, que causa la muerte en un porcentaje importante de las personas que la contraen, entre un tercio y la mitad.
Y por si esto no fuese suficiente, tenemos el segundo estudio. En este caso los investigadores se han centrado en algo completamente diferente: cuándo llega la primavera a los Parques Nacionales americanos. Y la respuesta es que cada vez lo hace antes.
Las consecuencias son claras, y algunas bien conocidas. En primer lugar, se descompasa la floración de la llegada de insectos y aves polinizadoras. Los animales se siguen guiando, principalmente, por la cantidad de horas de luz – conocido como fotoperiodo. Éste no cambia, con lo que las migraciones llegan después del momento culmen de floración, con el problema que esto supone.
Pero hay otros efectos menos patentes. Que la primavera empiece antes les da una ventaja a las especies invasoras, uno de los “cuatro jinetes de la extinción”. Y cualquier cosa que ayude a las especies invasoras es mala noticia.