Los gatos también padecen hipertensión

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En los gatos es difícil diagnosticar la hipertensión debido a que las visitas al veterinario los estresan elevando su presión arterial.

La hipertensión es una presión arterial alta que tiene consecuencias graves que se pueden traducir, por ejemplo, en un fallo cardiaco. Las principales causas de la hipertensión es llevar una vida sedentaria, comer en exceso sal o seguir una dieta inadecuada.

 

La Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM, por sus siglas en inglés) ha puesto el foco de alerta en los gatos, sobre todo los más viejos, pues asegura que también son víctimas de la hipertensión pero la mayoría de las veces no llega a diagnosticarse e impide un tratamiento preventivo.

 

Como consecuencia, el animal puede acarrear consecuencias muy graves, como por ejemplo, daños importantes en órganos como los ojos, el corazón, el cerebro o los riñones. En muchos casos son irreversibles, como la ceguera causada por el desprendimiento de retina.

 

Pero esta dolencia se puede tratar si se actúa a tiempo. Un diagnóstico temprano es clave para poder aplicar el tratamiento oportuno y evitar males mayores. No obstante, esto obliga a los dueños a asumir una rutina que implica medir la presión arterial de los felinos de forma periódica, algo bastante infrecuente y en muchos casos, difícil.

 

Incluso si no se puede hacer en casa, acudir a una clínica para que lo haga un especialista conlleva una dificultad añadida: los gatos son muy susceptibles al estrés cuando se les lleva al veterinario, y su ansiedad puede hacer que la presión arterial aumente de forma anormal al encontrarse en un entorno médico. Es lo que también se conoce en humanos como “hipertensión de bata blanca”.

 

Para llamar la atención sobre este problema y ayudar a los veterinarios a mejorar el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión felina, la ISFM publica en la revista Journal of Feline Medicine and Surgery una guía con algunos consejos. El documento aporta una serie de recomendaciones recogidas entre veterinarios de Reino Unido, Australia, Estados Unidos y España, entre otros.

 

El texto incluye indicaciones para medir la tensión de forma correcta según la edad y el estado de salud de los animales, para tratarles de forma correcta durante la medición evitando así que sufran estrés o para decidir si necesitan una terapia hipertensiva en función de los resultados o del posible daño en los órganos.

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