Los niños que crecen en un entorno tranquilo suelen comer de forma más adecuada y presentan mejores habilidades sociales, así lo revela un estudio realizado por la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad Baylor, en Estados Unidos.
De acuerdo con los investigadores, la relación que los niños mantienen con sus padres es decisivo para la salud de los menores, beneficios que permanecen incluso durante décadas.
Los resultados revelan que aquellos niños que se encuentran más arropados por sus progenitores y viven en un hogar confortable suelen seguir en su día a día rutinas que les benefician a largo plazo, por ejemplo a la hora de comer, cuando hacen ejercicio o se van a la cama.
Mientras que los menores que no se encuentran cómodos en casa porque no mantienen un vínculo adecuado con sus padres no suelen alimentarse bien, consumen alimentos chatarra y sus horarios son mucho más irregulares, lo que merma su calidad de vida y afecta negativamente a su vida social y emocional.
El estudio también señala que los niños que son víctimas de abusos suelen presentar más problemas de salud en el futuro aunque hayan crecido en un hogar económicamente más acomodado.