Arrancamos esta semana conmemorando el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. En México, según el INEGI, casi 35 millones de personas padecen depresión que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o el apetito, sensación de cansancio o falta de concentración. La depresión se da más en mujeres, jóvenes y ancianos y en la mujer es la primera causa de discapacidad donde tienen lugar cambios hormonales, la condición de género y roles asignados y la violencia de que son víctimas, entre otras cosas.
La depresión no es resultado de la falta de voluntad; es un trastorno mental serio que requiere de atención profesional y sin tratamiento puede durar mucho tiempo.
En la actualidad los tratamientos más frecuentes para la depresión incluyen terapias como la cognitivo-conductual que ayudan a modificar pensamientos y comportamientos negativos; medicamentos, entre los que destacan los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y las terapias de estimulación cerebral como la terapia electroconvulsiva y la estimulación magnética, para casos severos o resistentes.
La depresión no solo deteriora la salud mental, sino que también incrementa el riesgo de enfermedades físicas, como trastornos cardíacos y diabetes. Además, puede llevar a pensamientos suicidas, siendo responsable miles de suicidios anuales e intentos de suicidio. No está bien sentirse mal. Dejar atrás los mitos y la negligencia sobre la depresión es crucial para facilitar la recuperación, mejorar la calidad de vida y salvar vidas.