Los tres poderes del estado de México dieron esta semana una muestra de civilidad y madurez política.
Lo hicieron al ponerse en marcha el primer periodo ordinario de sesiones de la sexagésima Legislatura del estado de México, cuya mayoría está en manos de Morena, partido político adverso al gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo Maza, quien detenta el Poder Ejecutivo de la entidad.
Además, lo hicieron en medio de expresiones de buena voluntad, de diálogo y de colaboración. Que es verdad que son propias de un momento político como el que se vivió al ponerse en marcha la nueva Cámara de Diputados, pero también un parámetro de la relación entre poderes.
Hay mucho por verse en los próximos tres años. Anunciar que por encima de los intereses partidistas o de grupo está el estado de México es un buen comienzo. Pero la realidad la veremos pronto, por ejemplo, cuando el Ejecutivo formule el presupuesto para el 2019, el Legislativo lo revise y lo apruebe, porque la mayoría morenista ha anunciado que quiere un presupuesto austero y que será un auténtico contrapeso.
Hará falta mucha política, diálogo permanente, tolerancia, comprensión y responsabilidad. Todos conocemos las amplias facultades legales y extralegales que ha tenido el Poder Ejecutivo en nuestra historia local. Todos sabemos el ánimo que revancha que existe en algunos de los actores que llegan a la Cámara de Diputados, como parte del hartazgo social que los llevó a ocupar una curul. Por salud pública, para mediar entre ambas circunstancias se necesitará poner a la colectividad por delante.
La madurez expresada en el discurso, se deberá ratificar en un ejercicio constante de la crítica y la autocrítica, del diálogo transparente, público y abierto. Lo contrario sólo conduciría a la parálisis.
