El debate sobre el consumo de la mariguana ha traído consigo la afirmación de políticos, funcionarios, especialistas y metiches profesionales de que se deben generar políticas públicas de prevención de las adicciones y también para la atención de los adictos a los estupefacientes.
Estas declaraciones son recibidas siempre positivamente, todos asentimos sin dudar cuando alguien dice una cosa de este tipo.
Las cifras más recientes dicen que 4.7 millones de mexicanos consumen mariguana. Pero otro indicador señala que se trata de 5.6 por ciento de los mexicanos habitan en ciudades, un poco menos de tres millones. Así pues, digamos que entre 3 y 5 millones de mexicanos consumen drogas, esto es, menos de 5 por ciento de la población mexicana.
Desde luego, las políticas públicas para atender y prevenir ese problema deberían estar listas y en funcionamiento.
Pero cuando pensamos en que 70 por ciento de los mexicanos padecen obesidad o sobrepeso y que las políticas públicas en esta materia son nulas o han fracasado, no sé si deberíamos aplaudir cuando alguien junta en un enunciado algo sobre “políticas públicas” y “drogas”.
Y si sabemos que 71 por ciento de los mexicanos consumen alcohol, que es una droga legal, y ese porcentaje sube en las fiestas que están por venir… pues lo menos que debemos concluir es que la proposición de generar “políticas públicas” es muy bonita, pero inútil.