“Horizontalizar los procesos tanto de investigación, como del conocimiento, es una perspectiva para hacer trabajo, de lograr un lugar desde donde mirar, abordar y producir, es el lente con el que se construirá el trabajo de campo y que involucra a otros sujetos, que nos abrirán las puertas del discernimiento y la comprensión”.
Lo anterior fue señalado por el doctor Mario Rufer, quien es Profesor-Investigador titular en la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, fundador del Doctorado en Humanidades, y que en esta ocasión a invitación de la línea Educación, Sociedad y Cultura del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM), fue invitado para hablar de “La horizontalidad como interrogante. Por un método sin garantías”.
El director general del instituto doctor Eduardo Blanco Rodríguez, a nombre del Secretario de Educación licenciado Gerardo Monroy Serrano, dio la bienvenida al conferencista, reconociendo su trayectoria académica y la importancia del tema a abordar.
En el marco del Seminario Permanente de la Línea de investigación del ISCEEM, la doctora Rocío Elizabeth Salgado Escobar tuvo a su cargo la dinámica correspondiente, quien leyó la basta trayectoria del doctor Rufer, señalando que colocar la horizontalidad como interrogante convoca a la sospecha epistémica de que hay otra forma de aproximarse a los otros.
Continuando con su exposición el invitado hizo hincapié que en ningún momento el investigador baja al nivel del otro, ya que no se está en un nivel de superioridad, sino que en la horizontalidad se constituye la diferencia; y después de ello se da la noción de construir un horizonte de trabajo. Y empezar a pensar de que manera la labor de la investigación social, tiene que ver con construir horizontes de inclusión, igualdad y prácticas.
Asimismo dijo: “como trabajar creativa y responsablemente los horizontes; primero hay que ver como planteamos; la investigación horizontal tiene que ver con la noción deconflicto y debe ocupar y perdurar en una escena central, así plantear la palabra del otro que sea el conflicto que genere en mí. Y encontrar los intereses de la investigación los cuales deben ser precisos”.
El doctor Rufer manifestó que para hacer la investigación hay que reconocer las diferencias irresolubles y partir de ellas; no solo hablar de la subalternidad de los investigadores, sino del privilegio que tienen; atravesar lo irresoluble en la escritura; y los tabúes de la investigación.
Además puntualizó que en las investigaciones se habla y defienden emociones, intereses, deseos y poder, pero se callan ciertas prácticas que son parte de la vida; como la blanquitud de los jueces, de la constitución, de los cuerpos, los padrinazgos, entre otros, y esos puntos elementos son importantes ya que constituyen los objetos de investigación.
De la misma forma la horizontalidad trabaja en habitar la diferencia, la censura, lo que difícilmente concilia, la ambivalencia y escritura de los intereses encontrados y en eso que Homi Bhabha llamó, cita Rufer y Cornejo, animarse a escribir sobre el paso de la historia por la teoría y que suele no encajar nunca con lo que previmos desde el proyecto, el protocolo o el objetivo de investigación; de ahí que el método no puede tener garantías.
Así finalmente reconoció que la horizontalidad implica por un lado un alto en el camino, sin garantías, un terreno abierto, no con respuestas, sino con el ejercicio de pensar, trabajar con apertura; y por otro lado habitar nociones y prácticas con incidencia, innovación social, inclusión, interculturalidad y retribución, empezando a hablar esa lengua.