Medallas olímpicas

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Están por terminar los juegos olímpicos que se celebran en Tokio, la capital japonesa. Y hasta ahora la cosecha de medallas ha sido más bien pobre para la representación mexicana.

Pobrísima si nos comparamos con otras naciones latinoamericanas. Para cuando el arriba firmante redacta esta media plana, Cuba tiene 11 medallas, de las que cuatro son de oro; Brasil tiene 14, con tres medallas doradas. Ecuador lleva 3, dos de ellas de primer lugar.  Puerto Rico tiene una de oro y una de bronce. Venezuela tiene 4 metales, uno de ellos es oro. Colombia tiene dos de plata y una de bronce. República Dominicana tiene dos de plata y una de bronce.

Con tres medallas de bronce, México está en la posición número 75 del medallero, de 79 naciones que han ganado preseas olímpicas. 

En el medallero hay siete atletas que solitos han ganado más medallas que México.

Cuando acaben estos juegos de verano, vendrán las explicaciones de las federaciones deportivas. De la Confederación Deportiva Mexicana. Y de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte.

Pero pronto nos olvidaremos de los resultados de los juegos de Tokio. De las explicaciones y de las críticas. También nos olvidaremos de los deportes, salvo el futbol, que es el más fanáticos tiene y el que más se practica en el país.

Le quemaremos incienso unos días a los deportistas que han ganado medallas para México, elogiando el esfuerzo personal y de sus familias por practicar algo tan exótico como el tiro con arco, los clavados o el levantamiento de pesas. Los dirigentes de sus respectivas federaciones se levantarán el cuello muy orondos y rebosarán satisfacción por sus cuatro costados.

Los restantes 30 deportes que se disputaron en Tokio —son 33 en total en estos juegos—, incluyendo el futbol, guardarán silencio por tres años. Para cuando se celebren los olímpicos en París en el 2024, volveremos a recordar que hay deportes como esgrima, salto con pértiga, nado sincronizado, steeplechase, bmx, natación, softbol, bádminton, handball, hockey sobre pasto, remo o tiro deportivo.

Y volveremos a lamentar que una nación como Hungría, más pequeña y menos boyante que México tenga más medallas en estos juegos —o Kósovo o Croacia o Jamaica—.

Aunque como país tampoco hacemos gran cosa por conseguir esas medallas.

Los talentos deportivos se quedan en el anonimato. No tenemos ni instalaciones públicas suficientes ni políticas públicas para que alguno de los 40 millones de niños y jóvenes mexicanos se cuelgue una medalla dorada. Porque seguro que en ese universo hay atletas natos y disciplinados que serían capaces de conseguir un triunfo olímpico. No hay programas ni dinero para identificarlos, entrenarlos y sostenerlos para llevarlos hasta el podio olímpico —lo que sí hay es lana para engordar a la burocracia—. Tampoco hay espacios accesibles para la práctica de los deportes olímpicos y menos entrenadores.

México, por cierto, desde París 1900 hasta la fecha, tiene sólo 13 medallas de oro en su participación en 24 juegos olímpicos.

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