La necesidad de tomar mejores decisiones durante las cirugías ortopédicas motivó a un ingeniero mexicano a planear el diseño de un software para entrenar a los estudiantes de radiología y ortopedia en la interpretación de placas radiográficas en forma más eficaz y eficiente.
Egresado del Instituto Tecnológico de Morelia y de la Universidad de Lehigh en Pennsylvania, Salvador Rojas Murillo actualmente cursa un doctorado en ingeniería industrial en la Universidad de Iowa, Estados Unidos. Ahí trabaja en el desarrollo de un sistema de entrenamiento y evaluación dirigido a residentes, así como a especialistas con poca experiencia clínica.
La expectativa a largo plazo del maestro Rojas Murillo es que su desarrollo logre modificar los programas académicos de ortopedia y radiología de Estados Unidos con el fin de incrementar la experiencia de médicos jóvenes en menor tiempo.
“El primer objetivo del proyecto es identificar si la interpretación de radiografías es una habilidad que puede ser medible de manera clara y objetiva, ya que esta característica hace viable el desarrollo de un software para preparar a los estudiantes”, refiere el maestro Rojas Murillo.
Agrega que cuando un médico observa una placa puede interpretar las diferentes sombras que para los no especialistas son difíciles o imposibles de entender. Por ello, “verificamos la forma actual de adiestramiento y observamos que en la actualidad los alumnos aprenden por dos medios principalmente. El primero se basa en un exhaustivo sistema de estudio de casos aprendido por medios gráficos. Y el segundo por una guía maestro-aprendiz, en el cual el maestro dirige y enseña al alumno. En consecuencia el entrenamiento actual es muy tardado y caro”.
El ingeniero informa que desde hace tres años trabaja en este proyecto y hasta el momento han propuesto tres experimentos con los médicos. Algunos ya se han completado y otros aún se encuentran en fase de desarrollo.
El primero se refiere a un reconocimiento de patrones de fractura en 0.2 segundos. Los participantes observan la placa de un hueso claramente roto y luego se les pide que identifiquen el tipo de lesión de acuerdo a un sistema de clasificación de fracturas”, explica.
El segundo, prosigue, consistió en enseñarles imágenes de rayos X (tomadas de frente y de lado) y, simultáneamente, se mostraron tres alternativas de tomografías. Los participantes debían identificar la que correspondía a cada radiografía.
El tercer experimento, propone un enfoque similar al anterior, sólo que en lugar de tomografías se expusieron animaciones de reconstrucciones anatómicas en tercera dimensión. Nuevamente, en este ejercicio los participantes deben seleccionar la que corresponda a las placas radiográficas.
La trascendencia de este ejercicio radica en que es muy cercano a la práctica diaria que realizan los médicos. Por lo regular, durante la etapa de diagnosis primero observan las radiografías de un paciente y luego una reconstrucción en tercera dimensión, ello con la finalidad de hacer una adecuada planeación del procedimiento quirúrgico.
Aunque la finalidad es diseñar programas de entrenamiento, el ingeniero subraya que todavía queda un camino por recorrer antes de desarrollarlos. “En el corto plazo el plan es aplicar estos experimentos a un mayor número de participantes; algunos estudios ya han sido realizados en algunas universidades. Sin embargo, el tamaño de la muestra es limitado y queremos aplicarlo en más escuelas de educación superior del medio oeste de Estados Unidos. Nuestra meta es llegar a 20”, apunta.
Por tales razones, el conocimiento específico con el que cuentan los médicos expertos es el primer paso para poder transmitirlo a las nuevas generaciones.
“Nuestro objetivo final es desarrollar sistemas de entrenamiento que ayuden a los médicos jóvenes a adquirir altos niveles de experiencia y capacidad, quienes podrán realizar cirugías óptimas, mejorando así la seguridad y salud de la población”, finaliza.