México depende de los polinizadores para alimentarse: UNAM

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La seguridad alimentaria de México está estrechamente ligada al papel de los polinizadores, cuya función consiste en transferir polen entre flores para permitir la reproducción de las plantas. Aunque algunos procesos de polinización ocurren por agua o viento, más del 90 % de las plantas con flor requieren de animales para lograrlo, según explicó Mauricio Quesada Avendaño, investigador de la UNAM.

En el país, productos agrícolas como el aguacate, jitomate, chile, café, frijol, cacao y melón dependen de la polinización animal (Foto: Especial).

Esta dependencia alcanza al menos al 75 % de los cultivos destinados al consumo humano, como advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En el país, productos agrícolas como el aguacate, jitomate, chile, café, frijol, cacao y melón dependen de la polinización animal. En consecuencia, el declive de especies polinizadoras ha generado preocupación entre científicos, productores y autoridades.

Los zoopolinizadores más conocidos son las abejas, pero existen más de 200 mil especies que cumplen esta función, entre ellas murciélagos, colibríes, escarabajos, mariposas, moscas y polillas. México alberga alrededor de 50 mil especies, muchas de ellas poco estudiadas, especialmente en regiones del sur del país.

Durante los últimos años, la alta mortandad de abejas en estados como Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Jalisco ha sido alarmante. Aunque los agrotóxicos y el cambio climático influyen, para Quesada el factor más determinante es el cambio de uso de suelo, ya que la transformación de ecosistemas para actividades agrícolas y ganaderas reduce drásticamente la biodiversidad.

En un informe elaborado en 2012 para el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, Quesada estimó que los polinizadores aportaban al país un valor económico de aproximadamente 43 mil millones de pesos anuales, una cifra que, según reconoce, requiere actualización, pero que subraya su importancia para la economía nacional.

Además de profundizar en su conocimiento científico, se requieren medidas más efectivas y específicas para su protección. La mayor parte de los estudios actuales se centran en Estados Unidos, Europa y Canadá, mientras que el sur global, incluido México, carece de datos suficientes para evaluar el impacto completo de la disminución de estas especies.

“El ecosistema mexicano depende de los polinizadores para producir frutos y semillas”, advierte Quesada. Preservarlos implica no solo entender su rol en los ciclos biológicos, sino también asegurar el futuro de la alimentación en el país. Frente al riesgo de extinción masiva, como sugiere la profesora Lynn Dicks de la Universidad de Cambridge, urge avanzar en estrategias de conservación basadas en evidencia.

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